Extintores: la primera línea de defensa contra incendios en el trabajo

La protección contra incendios es una pieza clave en cualquier estrategia de seguridad laboral. Dentro de los sistemas de primera intervención, los extintores representan la herramienta más accesible y directa para hacer frente a un fuego incipiente. Su correcta elección, instalación y mantenimiento no solo son una obligación legal, sino también una responsabilidad fundamental en términos de salud y seguridad para proteger a las personas, los bienes y la continuidad de la actividad.

¿Qué es un extintor?

Un extintor es un equipo a presión que proyecta un agente extintor sobre un fuego. Según la normativa española (RD 513/2017, Reglamento de instalaciones de protección contra incendios – RIPCI), puede funcionar mediante presión permanente o liberación de un gas auxiliar.

  • Extintores portátiles: masa ≤ 20 kg, fáciles de manejar por una sola persona.
  • Extintores móviles: más de 20 kg, con ruedas para su transporte manual, utilizados en entornos industriales o de mayor riesgo.

Clases de fuego y agentes extintores

La elección del extintor depende del tipo de combustible implicado:

  • Clase A: materiales sólidos (madera, papel, tejidos).
  • Clase B: líquidos inflamables (gasolina, aceites, disolventes).
  • Clase C: gases (butano, propano).
  • Clase D: metales combustibles (magnesio, sodio, aluminio en polvo).
  • Clase F: aceites y grasas de cocina (freidoras industriales).

Agentes extintores más habituales:

  • Agua con aditivos: eficaz en fuegos de clase A.
  • Espuma física: indicada para clases A y B.
  • Polvo químico ABC: versátil para A, B y C.
  • Polvo BC: diseñado para líquidos y gases inflamables.
  • CO₂ (anhídrido carbónico): ideal para instalaciones eléctricas.
  • Agentes limpios alternativos a halones: respetuosos con el medio ambiente, usados en salas de servidores o laboratorios.

Distribución y ubicación estratégica

La normativa marca que la distancia máxima desde cualquier punto hasta un extintor no debe superar los 15 metros. Además:

  • Deben instalarse en lugares visibles, accesibles y señalizados.
  • Se colocan en soportes estables, preferiblemente fijados a la pared, a 1,20 m de altura del suelo hasta la maneta superior.
  • En zonas de riesgo específico (cocinas, talleres, salas técnicas, garajes, áreas con inflamables), la dotación debe ser acorde al peligro presente.

Mantenimiento: la garantía de funcionamiento

Un extintor que falla en el momento crítico puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia. Por ello, el mantenimiento es obligatorio y debe cumplir el RIPCI:

  • Cada 3 meses: comprobación visual interna (estado, precinto, manómetro, accesibilidad).
  • Cada 1 año: revisión completa realizada por empresa mantenedora autorizada.
  • Cada 5 años: prueba de retimbrado (ensayo de presión del envase).

Si un extintor no puede mantenerse en condiciones o no dispone de piezas originales, debe retirarse de servicio inmediatamente.

Señalización eficaz

La señalización no solo indica dónde está el extintor: también funciona como control visual.

  • Debe ser clara, visible y estar en buen estado.
  • En zonas con baja iluminación o riesgo de fallo eléctrico, se recomienda señalización fotoluminiscente.
  • Es importante verificar periódicamente que la señal existe y que el extintor sigue en su sitio.

Formación: el factor humano

Tener extintores no basta. El personal debe recibir formación práctica en el uso de equipos de primera intervención. Conocer cómo activar un extintor, a qué distancia colocarse y qué maniobras realizar puede ser decisivo en los primeros segundos de un incendio.

Conclusión

La prevención de incendios no se limita al cumplimiento normativo: se trata de proteger la vida y la integridad de las personas. Contar con extintores adecuados, bien ubicados, señalizados y mantenidos es el primer paso. Pero igual de importante es formar a los equipos y fomentar una cultura de seguridad preventiva.

En Colorsalud creemos que lo esencial nunca es secundario. Por eso, acompañamos a empresas y organizaciones en la implantación de sistemas de protección contra incendios, aportando soluciones técnicas, asesoramiento normativo y formación práctica para que la seguridad empiece siempre desde lo básico.

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