Criterios técnicos para la identificación, evaluación y control del riesgo en espacios confinados

Los espacios confinados constituyen uno de los entornos laborales con mayor nivel de riesgo para la seguridad y la salud, pudiendo derivar en situaciones graves o incluso mortales. Su correcta identificación y gestión exige un enfoque técnico riguroso, centrado en tres aspectos clave: la configuración física del lugar, la posible presencia de atmósferas peligrosas y el hecho de que no estén destinados a una ocupación continuada.

Se considera espacio confinado a todo recinto total o parcialmente cerrado, con accesos limitados, ventilación natural insuficiente, no diseñado para una estancia prolongada y con potencial para albergar atmósferas peligrosas. Por ello, es imprescindible llevar a cabo una evaluación específica de cada caso, teniendo en cuenta no solo su estructura y accesibilidad, sino también los procesos que se desarrollan en su interior o que puedan influir en sus condiciones atmosféricas.

El análisis de riesgos en espacios confinados debe contemplar al menos los siguientes aspectos:

  • Anoxia y atmósferas con deficiencia o exceso de oxígeno, considerando como límites operativos el 19,5 % y el 23 % respectivamente.
  • Contaminantes tóxicos, cuya peligrosidad debe valorarse a partir de los valores límite ambientales (VLA-ED y VLA-EC) y, si procede, los valores IPVS.
  • Riesgos de incendio y explosión, a través del control del Límite Inferior y Superior de Inflamabilidad (LII y LSI), la presencia de focos de ignición y la identificación de sustancias combustibles.
  • Otros riesgos mecánicos y físicos, como caídas en altura, atrapamientos, contactos eléctricos, o factores térmicos.

La gestión preventiva debe estar articulada sobre procedimientos de entrada validados, permisos de trabajo específicos, medición de atmósfera previa y continua, uso de ventilación forzada, sistemas de comunicación permanente con el exterior, y supervisión mediante recurso preventivo o vigilancia continua.

Además, la clasificación operativa de los espacios confinados en categorías (según peligrosidad) permite adaptar las exigencias preventivas. En el contexto español, se reconocen tres niveles:

  • Categoría 1: requiere autorización escrita y plan de trabajo específico, con protección respiratoria autónoma.
  • Categoría 2: acceso sin protección respiratoria, pero con permiso y medidas adicionales.
  • Categoría 3: sin necesidad de permiso formal, pero manteniendo las restantes medidas preventivas.

La formación específica del personal que realiza trabajos en espacios confinados es obligatoria, incluyendo contenidos prácticos sobre riesgos atmosféricos, uso de detectores, ventilación, EPIs (especialmente respiratorios y anticaídas) y protocolos de rescate.

Por último, el plan de emergencia debe contemplar procedimientos de rescate técnico, con equipos adecuados (camillas, trípodes, equipos de respiración de escape, etc.) y personal entrenado. El tiempo de rescate es un factor crítico en la supervivencia de accidentes por atmósferas irrespirables.

Una gestión rigurosa de los espacios confinados no puede basarse en criterios generales o en suposiciones. Requiere procedimientos específicos, análisis técnico y control operacional continuo. La prevención eficaz en este entorno parte de un principio esencial: no se debe permitir la entrada sin una evaluación previa exhaustiva y sin que todas las medidas estén verificadas.

En Colorsalud contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales comprometidos con tu bienestar. Estamos aquí para asesorarte en todo lo relacionado con la salud y la seguridad en el trabajo, adaptándonos a las necesidades de tu empresa o actividad.

Contacta con nosotros y descubre cómo podemos ayudarte. ¡Tu salud y la de los tuyos es nuestra prioridad!

Fuente: Prevencionar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.